Medios y calidad democrática

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Durante el primer periodo de la actual legislatura, en la Comisión Parlamentaria de Calidad Democrática hemos venido trabajando sobre el problema de la desinformación, una demanda de Bruselas que en nuestro país es si cabe más que preocupante y que en clave de la UE viene a evidenciar la fragilidad de nuestra soberanía y cómo se ha quebrado el diálogo político y social por un capitalismo tecnofeudal de plataformas que hizo posible el Brexit y hoy cabalga a lomos de la ultraderecha en frentes culturales de la guerra híbrida bajo la hegemonía de los patriotasy, por ser más precisos, del capital financiero internacional. La prensa ha puesto el acento en los contenidos y calificado la iniciativa de censura, como aquellos jueces que antes de conocer la Ley de Amnistía ya estaban interpretando sobre el vacío. Pero el reto que tiene este país para la mayoría social es modificar las estructuras del sistema informativo, transformando un modelo, en su marco de referencia axiológico y organizativo, heredero del franquismo, en pro de una lógica de la mediación que haga posible el derecho de acceso, la participación ciudadana y un pluralismo, hoy inexistente, en el que todas las corrientes de opinión y colectivos tengan su voz en el espacio público.

En los próximos meses, la batalla ideológica va a ser más que dura, empezando porque, desde el primer minuto, el coro fariseo de voces ultramontanas, repitiendo las santas letanías contra el control de los medios y hasta la supuesta colonización del gobierno como una amenaza a las libertades públicas, se ha activado para mantener incólume el bastión del sistema de dominación hegemónico. Ya sabemos lo que significa, en la praxis, el discurso liberal a lo Milei: censura, propaganda y regulación liberticida ya no de los medios sino del propio derecho de reunión, manifestación y expresión, como en tiempos de Fraga, a la sazón Ministro de Información y Turismo y artífice, como denunciara Ignacio Escolar en su comparecencia, de la ley de referencia que los adoradores de Murdoch prefieren conservar ante toda iniciativa reformista, por mínima que ésta sea. Convendría recordar al supuesto bloque constitucionalista de la derecha que el artículo 9.2 exige a los poderes públicos “promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”. Sin derecho a la comunicación no es posible cumplir con estas garantías, de ahí la pertinencia de comprender, como es lógico, el sistema mediático donde se configura lo público y el diálogo social. Este era el espíritu del artículo 20 de nuestra Constitución cuando, además de reconocer el derecho a expresar y difundir libremente pensamientos, ideas y opiniones por cualquier medio de reproducción, y el derecho a recibir información veraz, de calidad, se apunta la necesidad de garantizar el acceso a los medios públicos “de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España”. El artículo 51 exige, por otra parte, que los poderes públicos protejan activamente a consumidores y usuarios mediante “procedimientos eficaces, en materia de seguridad, salud y los legítimos intereses económicos de los mismos”. Cuando vindicamos medidas contra la desinformación, habría que recordar que la Constitución (Artículo 51.2) establece que “los poderes públicos promoverán la información y la educación de los consumidores y usuarios, fomentarán sus organizaciones y oirán a éstas en las cuestiones que puedan afectar a aquéllos, en los términos que la ley establezca”. Ello apunta a la necesidad de políticas activas de educomunicación así como de instituciones como el Consejo Estatal de Medios que velen y garanticen la representación de la ciudadanía y la fiscalización de los medios que operan en el espacio público. Hablamos, claro está, de un derecho universal y no de una mercancía sujeta a la supervisión de una comisión del mercado de la competencia.

Todos sabemos que sin libertad de prensa no hay democracia, sin periodistas, como vindica la FESP, no hay democracia y sin medios libres no es posible la protección de los derechos fundamentales que recoge nuestra Constitución pues el primer derecho es el derecho a tener voz para luchar por los derechos. Pero en España las políticas de Estado en materia de comunicación son una asignatura pendiente en democracia. En el Congreso no existe una Comisión que aborde cuestiones sustantivas sobre la materia, la Secretaría de Estado opera, históricamente, como un gabinete de prensa de Presidencia y, a diferencia de los países de nuestro entorno comunitario, no hay siquiera una autoridad específica que garantice el cumplimiento de los derechos contemplados en el artículo 20. Por ello, un objetivo estratégico de esta XV Legislatura es situar en la agenda pública, más allá de la reflexión del presidente Sánchez, el reto de las políticas activas de comunicación. El Reglamento Europeo sobre la Libertad de Medios de Comunicación abre la posibilidad, en este sentido, de avanzar un paquete de medidas urgentes para la regeneración democrática. Según el Media Pluralism Monitor Report 2024, España es el Estado europeo en el que los medios son menos transparentes, solo por delante de Chipre y Hungría. Tenemos, de facto, una situación de absoluta discrecionalidad en la asignación de fondos públicos que nos sitúa más en el siglo XIX y la lógica de los llamados fondos de reptiles que en un sistema moderno y ejemplar. No se trata, como dice Feijoo, de limitar la financiación de los medios críticos, antes bien el reto es que la publicidad institucional cumpla su función de informar a la ciudadanía y contribuir al pluralismo y la libertad de empresa con equidad, transparencia y pluralismo, regulando esta función con una norma basada en criterios objetivos, evaluables y monitoreados por organismos independientes de autorregulación y corregulación. En suma, cumplir con el Reglamento sobre Libertad de Medios y equipararnos a los países de nuestro entorno comunitario. De lo contrario seguiremos en una situación de nivel de riesgo del 75% en materia de pluralismo. Es hora pues de abrir el diálogo social con organizaciones civiles, sindicatos, grupos de investigación, asociaciones de consumidores y usuarios, expertos, gremios profesionales y empresas periodísticas para realizar el derecho a la comunicación, un derecho universal, reconocido por la UNESCO, que no puede ser cercado por la racionalidad mercantil o intereses espurios. De la libertad informativa como una cuestión exclusiva de la empresa informativa hay que abrir el campo de interlocución: de los medios a las mediaciones con todas las voces y actores sociales. Este es nuestro reto democrático, la apuesta por una comunicación como bien común. Una comunicación de todo el sistema de información para todos. En juego está, bien lo sabemos, el futuro de la democracia.

Sumar estudiará que la Secretaría de Estado de Comunicación no actúe como un gabinete de prensa

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Sumar va a debatir internamente si propone reformular la función de la Secretaría de Estado de Comunicación para que deje de actuar como un «gabinete de prensa», según explican a Confidencial Digital fuentes responsables de elaborar las propuestas de la formación en esta materia. El portavoz en la Comisión de Calidad Democrática, Francisco Sierra, critica que en España se ha normalizado que el funcionamiento en la SEC corresponda más a un equipo de comunicación —encargado de cuidar y dirigir el argumentario del Gobierno de turno— que a una secretaría de Estado encargada de estructurar y proponer una estrategia comunicativa en los medios públicos como Radio Televisión Española o la Agencia EFE.

El también diputado en el Congreso propondrá esta medida en el seno del grupo parlamentario para su posterior debate. En caso de que la formación apoye esta reformulación de la SEC, se abriría la puerta a proponerlo dentro del plan de medidas sobre los medios de comunicación que anunció el Gobierno el pasado martes y que va a impulsar en los próximos meses.

Cambiar comunicación política por políticas de comunicación

Sierra, catedrático en Teoría de la Comunicación y uno de los responsables en esta materia dentro de Sumar, considera que esta Secretaría, dependiente de presidencia del Gobierno, tiene que hacerse cargo de desarrollar políticas públicas de comunicación; ya se trate de nombramientos como los directivos de la Agencia EFE o de elaborar un plan estratégico para los medios públicos.

La función de la Secretaría de Comunicación traza la línea comunicativa del Gobierno y trata con los medios para exponerles los argumentos del Ejecutivo. Una función a la que no debería limitarse dicho órgano, según afirma. «Tradicionalmente, ha ocupado tareas propias de un gabinete de prensa, no de una Secretaría que debe elaborar una propuesta comunicativa de los medios públicos», afirma el portavoz en la Comisión de Calidad Democrática.

El parlamentario asegura que sería necesario ejecutar una reforma «integral» de la legislación actual y, probablemente, desvincular la SEC de presidencia, separando claramente la comunicación política —función que desempeña actualmente— de las políticas públicas de comunicación. Unos cambios que formarían parte de un plan estatal para convertir la comunicación es una cuestión «de Estado», incluyendo ámbitos culturales como la industria de los videojuegos o todo el sector audiovisual.

Aunque en Sumar admiten que falta concienciar al resto de fuerzas parlamentarias, abordar el debate en el Congreso de los Diputados y que el legislativo discuta sobre cómo convertir este campo en un aspecto troncal de las políticas públicas, alejado de servir al gobernante.

Elaborar un plan de comunicación independiente del Gobierno

La propuesta se estudiará Sumar busca convertir a la SEC en un órgano que se encargue de crear iniciativas del Gobierno que busquen mejorar los medios públicos, fije los objetivos de los mismos y proponga un plan para que continúen siendo competitivos. Una idea distinta a que la Secretaría obedezca a defender el argumentario de Moncloa, como ha venido sucediendo tanto con ejecutivos socialistas como populares.

Diferencias entre la SEC y el resto de secretarías

Este planteamiento critica también que exista una diferencia clara entre la SEC y el resto de secretarías. Todas tienen el deber de trabajar para legislar y solucionar problemas del Ministerio al que pertenecen, pero destacan que la Secretaría de Estado de Comunicación está dejando de lado toda la parte propositiva que le corresponde para ceñirse más a tratar con los periodistas, responder preguntas en nombre del Gobierno y cumplir una función comunicativa mucho más cercana al departamento de prensa de Ferraz o Génova.

La SEC, según el Real Decreto 890/2023, de 27 de noviembre, tiene diez funciones:

  1. Coordinar la política informativa del Gobierno y de comunicación del Estado.
  2. Elaborar y difundir los comunicados del Ejecutivo, incluido el presidente.
  3. Informar de los temas abordados en Consejo de Ministros.
  4. Dirigir los servicios informativos del Estado en España y en el extranjero.
  5. Tratar con los medios y analizar la «coyuntura nacional e internacional».
  6. Organizar la cobertura informativa de todos los medios públicos (RTVE, EFE…)
  7. La asistencia a las actividades y comparecencias públicas del Presidente del Gobierno.
  8. Trabajar con la Comisión de Publicidad responsable de desarrollar el Plan anual de publicidad, entre otros.
  9. Gestionar la comunicación en momentos de crisis nacional.
  10. «El análisis de la legislación vigente en materia informativa y la propuesta de medidas para su mejora».

Este último punto es la piedra de bóveda para el equipo de Sumar encargado de trabajar los temas sobre medios de comunicación. Lo sitúan como la función más importante de la Secretaría y, precisamente, la que más está dejando de lado la SEC, según critican desde la formación.

Choque en el Gobierno por el plan antibulos: Sumar pide un órgano más independiente que la CNMC

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El plan “para la democracia” anunciado por el Gobierno este martes ya ha despertado los primeros choques entre el Partido Socialista y Sumar. Desde la formación liderada por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, comparten parte de las medidas, aunque admiten que el plan resulta menos ambicioso de lo que habrían querido. Sin embargo, discrepan fuertemente en un punto: delegar en la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) el registro de medios que determinará qué medio cumple las condiciones para ser reconocido como tal al ser un organismo cuya cúpula la elige directamente el Ministerio de Economía.

La creación de este listado, una de las grandes novedades que incluye la hoja de ruta diseñada por el Ejecutivo, busca diferenciar entre los que el presidente, Pedro Sánchez, califica como “pseudomedios” y aquellos que trabajan “con rigor”. Pero en la rueda de prensa de este martes, posterior al Consejo de Ministros, no se detalló qué criterios utilizará la CNMC para situar a los distintos medios en un lado o en otro.</strong

En contra del resto de países europeos

Sumar critica que la decisión de delegar en la CNMC el registro de medios supone una anomalía en Europa, en contra de lo que defendió el Ejecutivo este martes. El Gobierno prioriza, por encima de todo, explicar bien cada iniciativa, hacer pedagogía para evitar que estas medidas se entiendan como una intervención política sobre la libertad de prensa.

Por eso, los ministros que presentaron el plan, Félix Bolaños, ministro de Justicia, Presidencia, y Relación con las Cortes, y Ernest Urtasun, ministro de Cultura, repitieron en multitud de ocasiones que el proyecto se basa basado en la normativa europea aprobada en mayo por el Parlamento comunitario. Moncloa insiste en que gran parte de las medidas tan solo adoptan la normativa aprobada en Bruselas.

Ahora Sumar niega que esa máxima se aplique en la decisión de situar a la CNMC al frente del registro de medios. El equipo de la formación encargado de trabajar todo lo relacionado con la comunicación, formado por expertos, afirman que el registro de medios “no debería depender de la CNMC, sino de un comité independiente, como sucede en el resto de países europeos”, afirma Francisco Sierra, catedrático de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Sevilla e Investigador del Instituto Andaluz de Investigación en Comunicación y Cultura, y diputado en el grupo Plurinacional de Sumar.

Una propuesta que la formación de Díaz ya planteó hace meses y que ahora recupera para criticar la falta de independencia que tendría derivar dicho listado en una institución donde sí hay influencia política.

No es independiente del poder político

Al margen de que suponga una anomalía en Europa, Sumar sitúa el principal problema en la falta de independencia de los partidos que tendría este órgano. El Gobierno no solo elige al presidente de la CNMC, también al vicepresidente y a los ocho consejeros.  El Ministerio de Economía los propone para su posterior aprobación en el Consejo de Ministros.

Una relación directa con el Ejecutivo y con el legislativo que dispara la falta de autonomía que rige en el resto de comités europeos.

La formación de Díaz asegura que esta decisión altera una de las funciones principales del plan: cortar la manipulación política de los medios públicos, una herencia creen heredada del franquismo y que continúa vigente en la actualidad.

Un comité de expertos y catedráticos

Hace meses, el partido propuso la creación de un comité completamente independiente del poder político, formado por profesionales de la comunicación, catedráticos, periodistas con años de experiencia… Una serie de perfiles que no levantasen ninguna sospecha de influencia de los partidos y que pudiese trabajar sin seguir el dictado de los mismos.

Este nuevo órgano estatal, tendría el poder de sancionar a los medios que publiquen informaciones falsas y no contrastadas, según la idea que plantean desde Sumar.

Un paso importante, pero poco ambicioso

A pesar de haber negociado todas las medidas y de que los socialistas han aceptado varios de los reclamos de la formación minoritaria del Gobierno, algunas de las propuestas se han quedado cortas, según las fuentes consultadas.

El partido de Díaz querría haber avanzado mucho más e intentaron incluir medidas en este plan “para la democracia” para reformar la Justicia. Sin embargo, el presidente vetó todas las propuestas que afectasen a los jueces, como adelantó este diario. Aun así, los socios del Ejecutivo no renuncian a añadir medidas en el futuro, principalmente en lo que consideran el gran problema de la judicatura: el acceso a la carrera judicial para las personas con menos recursos.

En Sumar sí están satisfechos porque el PSOE no haya optado por elaborar una ley de medios, porque consideraban que resultaría más eficaz elaborar una a una por la cantidad de materia sobre la que legislar. Al principio, la parte socialista del Ejecutivo apostaba por elaborar una única norma, pero ahora solo ha presentado un plan; una hoja de ruta sobre la que se redactaran distintas normas que aterricen la reforma de la financiación institucional, el propio registro de medios, etc…

 

Ley Europea de Medios y el Plan de Regeneración Democrática con Francisco Sierra Caballero

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En su más reciente emisión, el programa «De Sevilla para el Mundo» ofreció a su audiencia una entrevista de gran interés con Francisco Sierra Caballero, Diputado Parlamentario Plurinacional por SUMAR y portavoz de la Comisión del Plan de Regeneración Democrática. A lo largo de una conversación profunda y esclarecedora, Sierra Caballero abordó temas clave para el futuro de la democracia y los medios de comunicación en España, arrojando luz sobre las medidas y reformas en marcha.

Uno de los ejes centrales de la entrevista fue la Ley Europea de Medios, una normativa que, según Sierra Caballero, está llamada a regular y democratizar el ecosistema mediático europeo. En un contexto en el que la concentración de los medios de comunicación y la desinformación son temas candentes, el Plan de Regeneración Democrática en España busca garantizar la pluralidad informativa y fortalecer los derechos de los ciudadanos a recibir información veraz y equilibrada. Sierra Caballero destacó el compromiso con la protección de la libertad de prensa, el derecho a la privacidad y la transparencia en la propiedad de los medios.

Además, el diputado parlamentario detalló el Plan de Regeneración Democrática, un ambicioso proyecto que SUMAR promueve para recuperar la confianza ciudadana en las instituciones. Este plan, como explicó, busca combatir la corrupción, fortalecer la participación ciudadana y renovar las estructuras de gobierno para que sean más transparentes y accesibles. Sierra Caballero enfatizó la necesidad de modernizar el marco institucional, adaptándolo a las exigencias democráticas del siglo XXI, donde el diálogo social y la participación de la ciudadanía deben ser protagonistas.

La entrevista destacó no solo el compromiso político de Sierra Caballero, sino también su capacidad para comunicar de manera clara y accesible temas de gran complejidad, lo que facilitó una comprensión amplia y detallada de los desafíos que enfrenta Europa en materia de medios y regeneración democrática.

En resumen, esta emisión de «De Sevilla para el Mundo» ofreció una valiosa oportunidad para reflexionar sobre el presente y futuro de la democracia en Europa, de la mano de una figura comprometida con su renovación y fortalecimiento. Una conversación imprescindible para quienes siguen de cerca la política actual y el papel de los medios en la construcción de sociedades más justas y participativas.

Compadecencia

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A día de hoy no sabemos sin en el Congreso de los Diputados priman las comparecencias o las compadecencias. Tiendo a pensar que esto último, y no por decencia en común, ya quisiéramos, sino por acompañar obligatoriamente el principio de rendición de cuentas, a veces sin cuentos, ni contar nada, pero padeciendo en primera persona del singular, al cargo que le toque en suerte.

Uno, que es militante del principio esperanza, tiende a pensar que el viejo topo de la historia hará su trabajo. Mientras, a corto plazo, toca disputar la guerra de posiciones, en la trinchera que nos ha tocado en suerte ejercer como diputados: toda una aventura, les aseguro.

Para el caso, estos días tuvimos la Comisión Mixta de Control de la Radio Televisión Española (RTVE) con la presidenta interina de la Corporación, la señora Concepción Cascajosa, a quien tenemos por desgracia al frente de la teledetodos fiel a su partido, el PSOE, pero que comparte con el PP –y no digamos VOX– el mal hispano de la patrimonialización, la cultura de considerar lo público propio y el Estado, un espacio de subsunción y expropiación de lo común.

No se disguste el lector con esta afirmación categórica pues, siendo como somos de la tribu Anguita, sabemos que existe una diferencia significativa entre estos partidos. El PP es más del orden del NODO, de la televisión franquista, fieles a la tradición de su fundador, Manuel Fraga, a la sazón ministro de Información y Turismo.

Estos días, justamente, el Comité Intercentros de la Televisión de Galicia (TVG) denunciaba un nuevo caso de “represión contra los trabajadores díscolos que le plantan cara a la dirección o se ponen a las prácticas de manipulación informativa”.

El afectado es el redactor David Fernández Vázquez. Pese a ser declarado indefinido por un juzgado de lo social, en noviembre, al considerar su despido improcedente, la TVG optó por indemnizarlo en vez de readmitirlo, “algo que nunca había sucedido en esta categoría laboral”.

De Telemadrid o Valencia ni hablemos. Y en Telemoreno, el Consejo Profesional ha denunciado la censura y manipulación de la directora de Informativos, alumna aventajada de Urdaci, por esconder, por ejemplo, en los informativos la noticia del informe desfavorable de Intervención sobre la gestión del Gobierno del PP en la Junta de Andalucía con motivo de contrataciones no fiscalizadas, y arbitrarias, además de la devolución de los fondos destinados a guarderías. Sobre la ley de amnistía o Venezuela pueden imaginar que Canal Sur dio todo lujo de detalles.

Por descontado, VOX querría esta deriva goebbelsiana de Juan de Dios y Carmen Torres, con más toros, Bertín Osborne y, dos huevos duros, los del cantante José Manuel Soto que siempre repite Por ella, y no es España, sino, como la historia nos enseña de la ultraderecha patria, más bien canta todo lo que sea por la pasta. Ya saben, piden alzar el brazo para robarnos mejor la cartera.

Nada que ver con las sutilezas neoliberales del PSOE. Cien años de honradez y un paraíso fiscal en las Caimán. Para ello, Felipe hizo monárquico el partido, siempre en defensa del rey emirato, que dijo al comandante Chávez que se callara y eso logró durante su reinado con el silencio protector de los medios nacionales, los mismos que hoy defienden la democracia en Venezuela.

Como Isidoro, deben referirse a la Democracia de los Carlitos: la de Carlos Andrés Pérez, Carlos Salinas de Gortari o Carlos Menem que, para el caso, es lo mismo que Milei, o quizás esté pensando en el modelo Reagan, condenado por un tribunal penal internacional por la guerra sucia en Nicaragua contra el sandinismo, mientras empleados de la CIA, como Edmundo González, planificaban el asesinato selectivo de toda oposición en El Salvador.

¿Y qué tiene que ver esto con la teledetodos? Se preguntará el lector. Pues, políticamente, todo. Porque en el PSOE, lo de la regeneración democrática es puro postureo instagramer. Un reclamo para ocultar al personal los negocios silentes del IBEX 35 y sus terminales mediáticas.

Traducido en gestión de la televisión, el resultado es equivalente al del PP: un “viva la prensa libre” para garantizar que los de siempre cojan el dinero y corran. Y eso hizo el Borbón. Felipe, que es más listo, sigue en el negocio. Y va de estadista cuando es estadístico de las cuentas propias y de los negocios ajenos.

Y así nos va, con los Contreras de turno y la RTVE teledirigida desde Moncloa. Con opacidad, por supuesto, y una militante subalterna cumpliendo las instrucciones cabalmente, con incumplimiento sistemático de los requerimientos de los auditores del Estado y de la IGAE, por no hablar del propio Consejo de Administración y otros organismos como el Tribunal Supremo, que vienen demandando transparencia en lo referido a la publicación del sueldo de los directivos y presentadores como Broncano.

Para la señora Cascajosa, la ausencia de proyecto, la falta de liderazgo, la externalización creciente en beneficio de las productoras de siempre, la degradación de contenidos según el patrón MasterChef y la falta de iniciativa y de identidad del servicio público audiovisual son problemas menores en comparación con el éxito de La Revuelta.

Así que, como esa es la dinámica, confiamos en que de La Resistencia pasemos a la revolución, pues de seguir el sendero histórico marcado por el bipartido de la dictadura hasta nuestros días, el resultado va a ser la reducción del pluralismo, ya de por sí más que preocupante en España, y la jibarización o extinción del servicio público audiovisual. O, en otros términos, la vuelta al NODO y la tele del ordeno y mando. No nos lo merecemos, francamente.

Seminario «La Televisión y sus Desafíos»: presidente del CNTV propone avanzar hacia una regulación más robusta en lo digital para la protección de las audiencias e infancia

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El Consejo Nacional de Televisión, en colaboración con universidades públicas y privadas, y con el apoyo de la oficina regional de la UNESCO, inauguró esta mañana un seminario para analizar los retos y transformaciones de la televisión en la era digital.
“La televisión no va a desaparecer y en Europa ya se están planteando marcos regulatorios en este nuevo orden de múltiples plataformas”, señaló Francisco Sierra, académico y diputado español.
La directora ejecutiva de TVN, Susana García, hizo hincapié en la importancia de la televisión en el tiempo porque representa la identidad local y porque sus contenidos ya se pueden ver en todas las plataformas.

Miércoles 28 de agosto de 2024 – Esta mañana, el presidente del Consejo Nacional de Televisión, Mauricio Muñoz, inauguró el seminario “La Televisión y sus Desafíos”, junto a la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés y el jefe de educación de la Oficina Regional de Unesco para América Latina y el Caribe, Valtencir M.Méndez. Las tres autoridades resaltaron la importancia de la televisión como medio de información confiable.

La Rectora Devés destacó el ánimo de cooperación interinstitucional en la organización del seminario, “en un contexto educativo donde muchas veces parecen primar las diferencias en un marco de competencia”. En sus palabras, señaló que “la responsabilidad social de la televisión debe seguir siendo un tema de debate relevante, pues sus contenidos tienen efectos individuales y también efectos sociales”. En ese sentido, la Rectora indicó que “para la Universidad de Chile, representada en este encuentro por académicos y académicas de la Facultad de Comunicación e Imagen, la televisión es un medio fundamental de vinculación con la sociedad. Por eso nos hemos esforzado para poner en marcha nuestra señal abierta digital, Uchile TV, que abarca todo el territorio nacional y, por tanto, representa una gran responsabilidad”.

“La televisión no va a desaparecer solo sufre un proceso de transformación debido a la disminución de audiencias y de avisaje por la irrupción de las plataformas. El desafío es la sinergía con las OTT para la emisión de sus contenidos”, recalcó el presidente del CNTV.

La primera charla del seminario estuvo a cargo del destacado catedrático y diputado español, Francisco Sierra, quien se refirió a los dilemas y alternativas del audiovisual en la cuarta revolución industrial. “La alternativa de la tele de pago y en abierto más que ser proveedores de ficción y programas de entretenimiento han de apostar por la innovación como proveedores de servicios integrados. De soluciones tecnológicas, de aplicaciones, de recursos. Un desplazamiento que avance de la smartv a la dialigtv, del HD al internet de las cosas, de la distribución de oferta audiovisual a la generación de procesos creativos”.

Una regulación más fortalecida

Durante la jornada, una de las principales reflexiones se dio en torno a la regulación en este nuevo escenario digital y a los avances de la Unión Europea, donde los países miembros tienen una normativa regulatoria en todos los frentes del internet.

Referente a este tema expuso el consultor del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia, Gabriel Levy. “Hoy si un hijo coge el celular, entra a la red de X de Elon Musk, puede ver cualquier tipo de pornografía simplemente con usar la palabra de la pornografía que quiere ver a las 10 de la mañana, a las 5 de la tarde, a las 6 de la mañana, a cualquier hora del día sin que existan los mínimos controles de protección parental. Y lo mismo puede ocurrir con contenido sensible, xenofóbico, racista en TikTok. Eso no ocurre con la televisión chilena. La televisión chilena protege a las audiencias de eso. La televisión chilena garantiza la inclusión de las personas”

Los asistentes tuvieron la oportunidad de participar en cinco mesas de discusión y cuatro charlas magistrales impartidas por académicos y académicas y representantes de la industria.

En las mesas destacó la participación de representantes de la industria como la presidenta del Directorio de Canal 13, Carolina Altschwager; la directora ejecutiva de TVN, Susana García; el VP, GM Paramount Chile y el CEO Chilevisión, Iñaki Vicente; y la Presidenta de la Asociación Regional de Canales de Televisión (ARCATEL), Natalia Araya. Además de académicos y académicas provenientes de las universidades organizadoras.

Y en las charlas magistrales, además del catedrático y diputado español, Francisco Sierra Caballero, con la charla internacional, “El futuro de la televisión: Derivas, dilemas y alternativas del audiovisual en la cuarta revolución industrial”; del periodista Juan Carlos Valdivia, y su charla “35 Años de TV: Pasado y Futuro”; de la cineasta Alicia Scherson con “La universidad como motor creativo de la televisión: del Canal 9 a UCHILE TV”; y del influencer y generador de contenidos, Marcelo Von Gierke, más conocido cómo Barón Von Vonstar.

Políticas mediáticas, derecho a la comunicación y democracia

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El vínculo entre comunicación y democracia es una construcción política, jurídica e intelectual que se ha consolidado a lo largo de los últimos 75 años en el marco del derecho público internacional y que se asienta fundamentalmente en la definición de los derechos humanos a la información y a la libertad de expresión a partir de los documentos suscritos en el período de posguerra como la Declaración Universal de los Derechos Humanos cuyo artículo 19 define por vez primera como un derecho universal el derecho a la información que cualquier persona puede ejercer, entendido en su triple dimensión de emitir, recibir e investigar sin censura alguna por parte de los poderes públicos o privados.

Desde entonces se han desplegado una batería de declaraciones, directivas y legislaciones diversas tanto a nivel internacional como en la Unión Europea y España que, fundadas en este espíritu, han recogido y mejorado con especificaciones varias, la complejidad creciente que el derecho a la información, y más ampliamente los derechos a la comunicación, demandan en las sociedades contemporáneas como garantía para el despliegue de sistemas democráticos de calidad. Uno de los aspectos considerados a inicios del siglo XXI, sobre la base de la revisión del Pacto de San José de Costa Rica, suscrito en 1969, fue la ampliación en el año 2000 de la Declaración de Principios de Libertad de Expresión elaborado por la Relatoría de la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. A partir del artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos se indica específicamente que «la libertad de expresión, en todas sus formas y manifestaciones, es un derecho fundamental e inalienable, inherente a todas las personas. Es, además, un requisito indispensable para la existencia misma de una sociedad democrática«. El mismo documento señala asimismo que «los monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicación deben estar sujetos a leyes antimonopólicas por cuanto conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la información de los ciudadanos», y se ofrece un despliegue de interpretaciones sobre lo que significa hablar de libertad de expresión, lo cual implica el derecho de las personas a buscar, recibir y difundir información y opiniones con igualdad de oportunidades por cualquier medio de comunicación sin discriminación, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social a acceder a la información sobre sí misma o sus bienes en forma expedita y no onerosa, ya esté contenida en bases de datos, registros públicos o privados y, en el caso de que fuere necesario, actualizarla, rectificarla y/o enmendarla, así como a acceder a la información sobre si misma en poder del Estado.

Estas definiciones, aun cuando resultan progresivas en materia de derechos, se han mostrado insuficientes a la luz de las transformaciones tecnológicas que se produjeron de modo acelerado a partir de la revolución digital. El despliegue de plataformas de contenidos que aconteció a partir de 2004 generó un desplazamiento estructural en el mercado, en los modos de producción y consumo de información que no tiene parangón en la historia: iniciando con la creación de Facebook en 2004, YouTube en 2005, Twitter 2006, IPhone en 2007, 2009 Whatsapp, 2010 Instagram, 2013 Telegram, 2015 Alphabet, por solo ofrecer algunos ejemplos de lo ocurrido en una década.

A partir de la plataformización de la sociedad, resulta imperioso conformar espacios de reflexión que contribuyan a la calidad democrática, a la construcción de marcos normativos éticos fundados en el cuidado y la reducción de riesgos a partir de una interacción virtuosa entre el Estado, la academia, el sector privado y la ciudadanía. La agenda de problemas en materia de comunicación ha sumado a los ya históricos temas referidos a infraestructura, derechos de los periodistas, democratización de las comunicaciones, radiodifusión, monopolios de la comunicación, acceso y participación ciudadana, otros retos vinculados a los procesos de digitalización, gestión de datos e información personal, control y manipulación de comportamientos o regulaciones varias sobre Inteligencia Artificial generativa aplicada en el campo de la comunicación y la cultura. Con la sanción del Reglamento de Inteligencia Artificial de la UE, recientemente aprobado, se inicia un nuevo ciclo global que pondrá en relación los diferentes acuerdos alcanzados para avanzar en la gobernanza de la InteligenciaArtificial, ya sea mediante directrices o a través de principios o códigos de conducta como los definidos en otras latitudes tales como la Orden Ejecutiva de Biden, la declaración de Bletchley o el proceso de Hiroshima. Toda una renovada batería de problemas inaugura un nuevo tiempo público para la gestión de políticas públicas orientadas a alcanzar la conectividad y la digitalización, la gestión del 5G y la renovación de las redes e infraestructuras de conectividad entre otros aspectos de relevancia hacia el futuro que deben ser objeto de discusión e intervención social desde una perspectiva democrática.

En los últimos años, sin embargo, las transformaciones aceleradas de la revolución digital y la ausencia de políticas activas del Estado ante el intensivo proceso de concentración de la prensa y la creciente precariedad de la profesión, han llevado a un notorio deterioro de la calidad informativa, con la consiguiente crisis de confianza de los públicos y la desafección de las nuevas generaciones respecto a los contenidos de actualidad periodística. Los informes anuales del Instituto Reuters son concluyentes a este respecto y sitúan a nuestro sistema informativo como uno de los peores del espacio de la UE.

En un contexto de crisis estructural del oficio y con la peligrosa deriva de la desinformación que las redes y algunos diarios digitales promueven en nuestro entorno mediático, parece llegada la hora de definir acciones institucionales que contribuyan a mejorar la calidad democrática de nuestro sistema de información. Con el dominio absoluto de las grandes corporaciones y la hegemonía foránea de Silicon Valley, los poderes públicos están emplazados a sentar las bases materiales necesarias para garantizar el diálogo público abierto y democrático, garantizando la apertura de espacios de interlocución para enriquecer la cultura deliberativa. Por ello mismo, el Parlamento y el Consejo Europeo han adoptado el Reglamento sobre la Libertad de los Medios de Comunicación que los países miembros deberán aplicar antes de agosto de 2025. En esta línea, desde la Plataforma Cívica Hermes, convocamos durante el pasado mes de mayo en el Congreso de Diputados la jornada LOS RETOS DE LA LIBERTAD DE PRENSA. HACIA EL DERECHO DEMOCRATICO A LA COMUNICACIÓN en el marco de la conmemoración del Dia Mundial de la Libertad de Prensa.

Hoy que debatimos en España sobre el plan de regeneración democrática de Moncloa, conviene tomar nota de las conclusiones del encuentro para una política de Estado en la materia que procure:

  1. Proponer una Comisión Parlamentaria específica en Políticas de Comunicación.
  2. Desarrollar una ley de transparencia sobre publicidad institucional y la estructura de poder de los medios de comunicación.
  3. Promover un proyecto de ley estatal de Educación para la Comunicación y Comunicación Educativa.
  4. Modificar el sistema de gobernanza de RTVE y los medios públicos con cambio normativo en la línea del concurso público, garantizando además un sistema mejorado de financiación y administración.
  5. Promover la regulación y medios ciudadanos comunitarios, así como la economía social de la comunicación.
  6. Impulsar medidas y una política pública para cumplir las obligaciones nacionales en materia del convenio internacional de la UNESCO de protección de la diversidad en los medios.
  7. Adoptar normas para garantizar el pluralismo interno en el sistema mediático frente al actual duopolio audiovisual y la alta concentración informativa.
  8. Regular la desinformación y los bulos con medidas preventivas, tanto de autorregulación como de sanciones en contra de la mala praxis periodística.
  9. Constituir el Consejo General de Colegios Profesionales de Periodistas e impulsar medidas en favor de la dignidad, y protección de los profesionales de la información.
  10. Crear el Consejo Estatal de Medios de Comunicación trasponiendo las indicaciones del nuevo reglamento comunitario para la mejora del sistema de comunicación.

No son todas las medidas necesarias para la calidad democrática de nuestro sistema, pero sí las más urgentes para avanzar en el derecho universal a la comunicación.

*Francisco Sierra Caballero es catedrático de Teoría de la Comunicación y portavoz de SUMAR en la Comisión de Calidad Democrática

*Daniela Inés Monje Medina es catedrática de Comunicación Política y coordinadora de la Plataforma HERMES.