En su célebre libro “Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad” (Gedisa, Barcelona, 2004), García Canclini describe las tensiones y conflictos culturales consecuencia de la globalización y la crisis de las políticas públicas que la llamada Sociedad del Conocimiento ha venido manifestando en la región. Una década después de la edición del texto, América Latina es menos desigual, sigue afirmando su riqueza y biodiversidad y tiende a superar el tradicional aislamiento y desvertebración sufrida históricamente por acción u omisión de gobiernos mediatizados, nunca mejor expresada la intención, por los intereses geopolíticos de Estados Unidos.
El reciente capítulo de la Cumbre de las Américas en Panamá representa para algunos analistas el punto de inflexión que cierra la larga y cruenta Guerra Fría desplegada por el Departamento de Estado y la Casablanca en el subcontinente. Más allá de las amenazas coyunturales de la Administración Obama a Venezuela, la ocasión bien merece al respecto dos consideraciones: en términos de historia (de la memoria dolida que diría Galeano) y de geopolítica. Por ello en CIESPAL venimos convocando a la comunidad académica y la ciudadanía a tratar de pensar la Geopolítica de la Comunicación desde el Sur. Se trata de un simple ejercicio de reflexividad. Un ensayo más que pertinente y necesario, en el que se aborda la historia y factores de integración latinoamericana en espacios como ALBA, la CAN, CELAC o UNASUR. La historia, en fin, de una utopía regional hoy en parte cumplida y materializada en la propuesta de la Patria Grande después de más doscientos años de lucha. Y que documentaremos en el próximo libro que publicaremos del buen amigo Adalid Contreras, así como en el congreso internacional para celebrar el X Aniversario de TELESUR.
Si algo hemos aprendido de grandes intelectuales como Mariátegui es que no es posible futuro político ni autonomía sin volver a las raíces. Por ello siempre hay que volver a los orígenes, recordar a Bolívar, Martí, Fidel o, más recientemente Chávez. La memoria y tributo a los grandes prohombres o, en nuestro caso, académicos de la Comunicología Latinoamericana siempre será garantía de luz y proyección. Así que hoy que las prácticas y fuentes de referencia están de nuevo colonizadas por el dominio del Capitalismo Cognitivo ejemplos como el de Luis Ramiro Beltrán, impulsor de ALAIC, CIESPAL, FELAFACS y el pensamiento propio, autónomo y rebelde de América Latina, cobran viva actualidad. Sólo hay que desplegar la competencia freireana de la escucha activa. Pues, en palabras del maestro, “hay, en nuestra parte del mundo, una base institucional de excepcional calidad e influencia. Pero, puesto que obviamente ninguna de estas organizaciones puede asumir el gran reto por sí sola, es indispensable y urgente que todos ellos conjuguen sus recursos humanos y materiales, mediante un Comité Permanente de Coordinación Internacional, encargado de diseñar y ejecutar un Programa Cooperativo Regional de Promoción de Políticas para Democratizar la Comunicación”. Lo dicho. Integración. Organización, Autonomía y Emancipación. Todo un programa para la Comunicología del Sur.