Seminario «La Televisión y sus Desafíos»: presidente del CNTV propone avanzar hacia una regulación más robusta en lo digital para la protección de las audiencias e infancia

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El Consejo Nacional de Televisión, en colaboración con universidades públicas y privadas, y con el apoyo de la oficina regional de la UNESCO, inauguró esta mañana un seminario para analizar los retos y transformaciones de la televisión en la era digital.
“La televisión no va a desaparecer y en Europa ya se están planteando marcos regulatorios en este nuevo orden de múltiples plataformas”, señaló Francisco Sierra, académico y diputado español.
La directora ejecutiva de TVN, Susana García, hizo hincapié en la importancia de la televisión en el tiempo porque representa la identidad local y porque sus contenidos ya se pueden ver en todas las plataformas.

Miércoles 28 de agosto de 2024 – Esta mañana, el presidente del Consejo Nacional de Televisión, Mauricio Muñoz, inauguró el seminario “La Televisión y sus Desafíos”, junto a la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés y el jefe de educación de la Oficina Regional de Unesco para América Latina y el Caribe, Valtencir M.Méndez. Las tres autoridades resaltaron la importancia de la televisión como medio de información confiable.

La Rectora Devés destacó el ánimo de cooperación interinstitucional en la organización del seminario, “en un contexto educativo donde muchas veces parecen primar las diferencias en un marco de competencia”. En sus palabras, señaló que “la responsabilidad social de la televisión debe seguir siendo un tema de debate relevante, pues sus contenidos tienen efectos individuales y también efectos sociales”. En ese sentido, la Rectora indicó que “para la Universidad de Chile, representada en este encuentro por académicos y académicas de la Facultad de Comunicación e Imagen, la televisión es un medio fundamental de vinculación con la sociedad. Por eso nos hemos esforzado para poner en marcha nuestra señal abierta digital, Uchile TV, que abarca todo el territorio nacional y, por tanto, representa una gran responsabilidad”.

“La televisión no va a desaparecer solo sufre un proceso de transformación debido a la disminución de audiencias y de avisaje por la irrupción de las plataformas. El desafío es la sinergía con las OTT para la emisión de sus contenidos”, recalcó el presidente del CNTV.

La primera charla del seminario estuvo a cargo del destacado catedrático y diputado español, Francisco Sierra, quien se refirió a los dilemas y alternativas del audiovisual en la cuarta revolución industrial. “La alternativa de la tele de pago y en abierto más que ser proveedores de ficción y programas de entretenimiento han de apostar por la innovación como proveedores de servicios integrados. De soluciones tecnológicas, de aplicaciones, de recursos. Un desplazamiento que avance de la smartv a la dialigtv, del HD al internet de las cosas, de la distribución de oferta audiovisual a la generación de procesos creativos”.

Una regulación más fortalecida

Durante la jornada, una de las principales reflexiones se dio en torno a la regulación en este nuevo escenario digital y a los avances de la Unión Europea, donde los países miembros tienen una normativa regulatoria en todos los frentes del internet.

Referente a este tema expuso el consultor del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia, Gabriel Levy. “Hoy si un hijo coge el celular, entra a la red de X de Elon Musk, puede ver cualquier tipo de pornografía simplemente con usar la palabra de la pornografía que quiere ver a las 10 de la mañana, a las 5 de la tarde, a las 6 de la mañana, a cualquier hora del día sin que existan los mínimos controles de protección parental. Y lo mismo puede ocurrir con contenido sensible, xenofóbico, racista en TikTok. Eso no ocurre con la televisión chilena. La televisión chilena protege a las audiencias de eso. La televisión chilena garantiza la inclusión de las personas”

Los asistentes tuvieron la oportunidad de participar en cinco mesas de discusión y cuatro charlas magistrales impartidas por académicos y académicas y representantes de la industria.

En las mesas destacó la participación de representantes de la industria como la presidenta del Directorio de Canal 13, Carolina Altschwager; la directora ejecutiva de TVN, Susana García; el VP, GM Paramount Chile y el CEO Chilevisión, Iñaki Vicente; y la Presidenta de la Asociación Regional de Canales de Televisión (ARCATEL), Natalia Araya. Además de académicos y académicas provenientes de las universidades organizadoras.

Y en las charlas magistrales, además del catedrático y diputado español, Francisco Sierra Caballero, con la charla internacional, “El futuro de la televisión: Derivas, dilemas y alternativas del audiovisual en la cuarta revolución industrial”; del periodista Juan Carlos Valdivia, y su charla “35 Años de TV: Pasado y Futuro”; de la cineasta Alicia Scherson con “La universidad como motor creativo de la televisión: del Canal 9 a UCHILE TV”; y del influencer y generador de contenidos, Marcelo Von Gierke, más conocido cómo Barón Von Vonstar.

Ana Rosa Quintana

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Un estudio sobre liderazgo y opinión pública realizado no hace tanto en nuestro país concluía que una mayoría amplia de mujeres por encima de los cuarenta años tiene como arquetipo ideal, en un sentido proyectivo, a Ana Rosa Quintana. El dato, aunque irrelevante, considerando sobre todo los datos de audiencia, no deja de resultar llamativo. Más que nada porque ilustra el estado cultural en el que nos encontramos.

Tomar como referente y admitir en el espacio público una antiperiodista con un discurso normalizador de extrema derecha no sería tolerado en otros países de nuestro entorno europeo. Y aquí es pauta común, entre otras razones porque cumple una función estratégica para los herederos de la cultura del estraperlo y la acumulación feudal de la oligarquía que domina el país.

No viene al caso detallar aquí las razones que me asisten en tal sentencia. Da pereza intelectual ocuparse en nuestra columna de Notas Rojas de un caso semejante. Pero sí conviene advertir que los datos de audiencia van acompañados de la credibilidad y confianza del público, como en el caso del vendedor de seguros, pese a su comprobada tendencia a la falsificación y el sesgo ultraderechista en sus opiniones de andar por casa, todo para gloria de los Florentino Pérez y compañía. Por lo que, dado el espíritu y cultura política del país, puede colegirse que España no alcanzará la madurez democrática, más allá de todo formalismo institucional, hasta que los Matías Prats, los Carlos Herrera y otro tipo de gacetilleros del franquismo sociológico dejen de ser un referente de la ciudadanía. Todo proceso constituyente pasa, en otras palabras, por situar en su debido lugar a actores políticos como Ana Rosa Quintana, viva expresión de la sinrazón como negocio. Y que en los últimos tiempos abona el terreno sobre lo peor del atrabiliario modo de vida en Hispania: de la justificación de la violación y normalización de la manada a la defensa de la propiedad privada con la supuesta oleada de ocupaciones de vivienda que asolan el país, a juzgar por sus espacios reiterativos sobre el tema, pasando por la amenaza quinqui en Barcelona o la defensa de los valores ultramontanos de familia, tradición y propiedad. Una crónica reiterativa de tópicos comunes del mundo al revés que cumple un claro objetivo propagandístico, mantener el orden social disciplinando con la filosofía del cuñadismo a las multitudes que exigen pan, trabajo y libertad. No otra función vicaria tiene la crónica de sucesos.

En ‘La monarquía del miedo’, Marta Naussbaum demuestra cómo este dispositivo de poder, el miedo, es un poderoso recurso de control social. Determina por ejemplo el proceso de deliberación pública, promoviendo el individualismo posesivo y el aislamiento, necesarios para la doctrina del shock. La cultura primaria de las emociones viscerales convierte así el discurso ultramontano voxiferante en animal de compañía sin política ni mediación posible contra toda lógica o principio esperanza, alimentando en todo momento la envidia, pecado capital en España y nuestra cultura latina que encubre impotencia e inseguridad, en la forma del ingenio y el engaño que históricamente han marcado nuestra modernidad barroca. En nuestra cultura, la envidia es fuente destructiva de animadversión que reproduce la mediocridad en la política e incluso en la Universidad, por no hablar del mundo de la empresa. Es la política vengativa de lo peor, de los tristes que alimenta el escaparate de lo público. La envidia, como programa del neoliberalismo, no es el secreto de la competencia sino su negación y conecta el programa de Ama Rosa (digo bien) con Supervivientes y los reality de competencia por un mendrugo de pan.

Dejó escrito Kant que la voluntad de hacer daño solo se puede contrarrestar con cultura y educación. Así que más lectura y menos comentarios improvisados en las redes. Que para eso este país es el primero en enterrar bien, o mal. Recordemos casos como el de Blanco White que tan bien analizara Juan Goytisolo a propósito de El Español y su crítica al orden reinante en esta tierra: clasismo, anquilosamiento administrativo, despotismo cultural, fragmentación territorial y persecución al hereje. Seguimos en lo mismo, en pleno siglo XXI, aunque ahora quien preside el tribunal de la inquisición no se llame Torquemada, sino Ama Rosa Quintana, rima asonante que en la práctica es consonancia con un proyecto de país iletrado. No da ni para escribir un libro por sus propios medios, o una columna, que de todo hay en la viña de los recolectores de la acumulación por desposesión.